domingo, 5 de diciembre de 2010

Viene a Tucumán

Sociedad Viernes, 3 de diciembre de 2010
DIPLOMATURA EN ECONOMIA SOCIAL PARA COOPERATIVISTAS DEL PLAN ARGENTINA TRABAJA
Nuevo camino a la Universidad

Se cursa en la Universidad Nacional de Quilmes, a partir de una iniciativa de los ministerios de Educación y de Desarrollo Social. Incluye a un millar de beneficiarios del plan estatal, muchos de los cuales no habían terminado la secundaria.
La diplomatura está planteada como una primera etapa dentro de una carrera de grado.
“Me siento como un pibe que va al colegio. Es todo nuevo”, dice Gustavo Del Arco, un cooperativista de La Matanza, para definir la experiencia de estar cursando la diplomatura en Economía Social que desde hace un mes se dicta en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQui). Esta propuesta sin precedentes, impulsada por los ministerios de Educación y de Desarrollo Social, nació con el objetivo de elevar la formación de los cooperativistas que integran el programa Argentina Trabaja. La iniciativa está abierta de forma exclusiva a los referentes de las unidades de trabajo del plan estatal y ya son más de mil los trabajadores que aprenden en las aulas de la universidad.
Del Arco se dedica a la limpieza de zanjas y entubamientos en la localidad de Rafael Castillo. A pesar de tener 36 años nunca pudo terminar la escuela secundaria. “Desde los 12 años laburo entre 13 y 14 horas por día”, explicó. A este obrero le “vino bárbaro” haberse integrado a este proyecto, que permite cursar sin haber terminado el secundario. De todos modos, la carrera lo estimuló a finalizar ese nivel. “Después de la diplomatura quiero hacer una tecnicatura y para eso sí necesito el título de la secundaria”, contó con entusiasmo.
La diplomatura está planteada como una primera etapa dentro de una carrera de grado. Aprobada esa instancia inicial que dura un año los estudiantes podrán hacer una tecnicatura e incluso una licenciatura en Economía Social. Lo cursado en ese primer año será reconocido tanto por la UNQui como por otras casas de estudios superiores. En la cursada se abordan, entre otras áreas, salud comunitaria, dirigencia social, pedagogía social, comunicación social y teatro comunitario. La intención es que los referentes puedan llevar al barrio la experiencia aprendida en el aula y que a su vez debatan en clase los problemas concretos que aparecen en el trabajo cotidiano.
El origen de esta propuesta pedagógica surge de la concepción del Ministerio de Educación de que el conocimiento puede nacer de la intereacción entre la academia y los sectores populares. Jaime Perczyk, jefe de Gabinete del ministerio, indicó a Página/12 que observaron que en la población que compone el programa de cooperativas que impulsa el Gobierno “había dos necesidades: una era trabajo y la otra educación”. A su vez, dentro del plano educativo se planteó un doble desafío. “Por un lado, buscamos mejorar el piso de inclusión educativa, es decir, que quienes no pudieron, terminen sus estudios primarios y secundarios. Por otro, no queremos que ese piso sea un techo. Es ahí que aparece la propuesta de ofrecer estudios superiores”, describió el funcionario.
La explicación de Romina Pereyra, cooperativista de San Justo, grafica de forma clara el impacto del trabajo áulico. “Le empezamos a poner nombre a las cosas que manejamos en forma cotidiana”. En la última clase que cursó definieron a las instituciones de la sociedad por su condición de privadas, públicas o de tercer sector y analizaron la relación que se da en cada barrio con algunas de éstas, por ejemplo con la Iglesia. “Poder rotular estas cuestiones es una gran herramienta”, consideró. La joven, de 27 años, también destacó “la posibilidad de volcar en la clase cada problema que hay en la cooperativa”.
Las palabras de los trabajadores irradian ganas de estudiar, esas mismas que llevan después de cada cursada a sus casas, a sus calles. El obrero de Rafael Castillo narró cómo la socialización de la experiencia universitaria ya empezó a dar sus frutos. “Hablé con compañeros que tienen entre 40 y 50 años para decirles que vengan conmigo a estudiar y en marzo muchos van a empezar a cursar la secundaria” para después poder hacer la diplomatura. Del Arco compartió: “Mi nena de 17 me ve estudiando y ahora quiere ir la universidad”.
Desde la óptica docente, la diplomatura también viene a romper los esquemas. Rodolfo Pastore, director del proyecto Construyendo Redes Emprendedoras en Economía Social (Crees), de la UNQui, y coordinador de la diplomatura, destacó el hecho de que “la universidad se abra a una interrelación con otros saberes”. Pastore describió que “hay gente adulta con mucho aprendizaje pero que no tiene un saber formalizado. Tanto el docente como el cooperativista deben asumir la importancia de ese aprendizaje de vida y muchas veces eso les cuesta a ambos”. “Para muchos docentes esto es totalmente nuevo”, subrayó.
Sobre el dispositivo de aprendizaje, el director del Crees dijo a Página/12 que “el adentro y el afuera del aula se desdibujan”. Y detalló que “la metodología consiste en partir de la práctica, reflexionar sobre eso con la ayuda de materiales teóricos para luego volver a la práctica”, es decir, a situaciones concretas de los trabajadores. Con todo este proceso de participación de los obreros “la universidad se ve conmovida, se ve interpelada”. “El impacto de esto para la sociedad va a ser muy importante”, enfatizó.
De cara al futuro, desde el Ministerio de Educación ya están en tratativas para abrir la diplomatura en las universidades de Luján y Moreno, en provincia de Buenos Aires. Además, Perczyk señaló que “los próximos pasos apuntan a aplicar la propuesta con cooperativas de Tucumán y Corrientes” y ya analizan “a qué otros actores ingresar” al proyecto. Es que según datos oficiales, casi el 80 por ciento de los cooperativistas incorporados al programa Argentina Trabaja no pudo completar sus estudios primarios o secundarios, y sólo 109 de los cerca de 150 mil trabajadores incluidos tienen título universitario. En ese sentido, el funcionario sostuvo: “Apostamos a que a las universidades entren los trabajadores organizados”. Para concluir, Romina Ferreyra compartió: “Muchos habíamos dejado los ámbitos educativos y poder volver a un aula en estas condiciones nos pone muy contentos”.
Informe: Leonardo Rossi.

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